EL BRUNCH PERFECTO
viernes, diciembre 30, 2016
Llega fin de año y seguimos pensando en ¿qué comer? ¿Qué montar? y ¿Cómo sorprender? Pero se nos acaban las ideas y el tiempo, entre niños, trabajo... no da para mucho. Así que hoy os quiero enseñar las fotos de un brunch que monté con amigos y que, como no tenía tiempo, encargué todo en El Fornet, una de mis panaderías favoritas por su gran variedad de productos y porque tienen un gusto y estilo muy cuidado, combinan estilos de panes en los bocadillitos, los sandwiches son con pan inglés finitos, hacen dulces individuales y sus ingredientes son de primera calidad.
Pues bien, como siempre ya sabéis, que me encanta ponerlo todo mono, y en esta ocasión, que no había cocinado nada, más, tenía que sorprender. Monté el Brunch en casa de mis padres, ya que era con familia y su casa es mayor que la mía y, por lo tanto, más cómoda.
Mi madre es de las que tiene mil gadgets para presentar la comida, bandejas de flores, doradas, plateadas... un sinfín de instrumentos que me facilitaron mucho el trabajo. La gracia era combinar estilos y... ¡Triunfó! quedó una mesa sofisticada y divertida a la vez.
En la misma mesa, como todo Brunch manda, mezclado el dulce con el salado, para que cada uno vaya decidiendo qué comer, cómo y el ritmo.
En cuanto a salado, me centré en sandwiches y bocadillitos variados. Como comentaba antes, el hecho de que usen diferentes panes, incluso con los de molde, hace que quede más divertido el brunch y que se diferencien más uno de otros, que, por mucho que los ingredientes sean diferentes, a veces sino, pareces que comes todo lo mismo.
Mini flautas con pan de cereales. Unos eran vegetales con tomate fresco y otros de jamón ibérico con tomate, clásicos que siempre triunfan.
Vegetales de atún en pan de molde blanco.
Sandwiches vegetales de pavo y de jamón y queso.
Bocadillos de ibéricos.
En cuanto al dulce, combiné pastelitos, con hojaldres y galletitas más típicas de té, pero es que son taaaan buenos que siempre se acaban (y se acabaron).
Mini tartas de zanahoria. ¡Irresistibles! Aquí tenía mis dudas de que fueran demasiado grandes, pero la verdad es que son muy suaves y se comen fácilmente.
Palmeritas de chocolate blanco y de chocolate negro, como decía, deliciosas. Y galletas de almendras y rosquillas.
Mini tarta de queso y mini brownie.
En cuanto a la bebida, por variar un poco, puse Vermut, ¿qué moderna verdad? ¡Me encanta que vuelvan los clásicos! En este caso, puse vermut Musugorri –‘mofletes rojos’ en euskera-, que, además de ser un vermut muy muy buen, tiene detrás un proyecto que me encanta, un proyecto que nace con un objetivo fundamental: ayudar a las asociaciones de familiares que recaudan fondos para la investigación del cáncer infantil en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Para colaborar, han diseñado estas botellas tan ideales y, con la venta de éstas, los beneficios van destinados íntegramente a la investigación. ¡Siempre está bien colaborar con una buena causa!
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